martes, 9 de noviembre de 2010

EL COMANDO SLIVOVICE EN PRAGA

EUTIMIO SE CASABA...y lo hacía en Praga!!!.
No esperaba menos de nuestro internacional amigo, así que no nos quedó mas remedio que montarnos en un avión y cerciorarnos de que el enlace se celebraba...Juanan y yo seguimos con nuestra batalla por ser los únicos solteros del grupo por lo que era doble motivo de celebración!. Así pues, tras sufrir algunas bajas por diversos motivos, Luci, Cas, Il Dottore, Juanjeras, Juanan et Moi pusimos rumbo a la República Checa. El segundo escuadron manchego lo formaban Cristóbal y Perico que viajaban desde otro frente.

Praga es una ciudad que enamora al instante al más escéptico. La capital de Bohemia se compone de la unión de cinco antiguas ciudades y está bañada por las aguas del río Moldava. También se la conoce como La Ciudad de las Cien Torres o La Ciudad Dorada.
Nuestro nidito de amor, conseguido a través de Felipe, el primísmo de Il Dottore, de Viajes Quixote, estaba situado en la calle Navratilova (con lo que era difícil no recordar la dirección) en el límite de Nove Mesto (ciudad nueva) y Stare Mesto (ciudad vieja) a cinco minutos a pie de Staromestske Namesti, plaza central de Praga, el meollo de la ciudad. Allí, junto a su precioso Reloj Astronómico, se celebraría la boda un par de días mas tarde. Junto al apartamento encontramos el Bar 69 donde servían jarras de cerveza bien fría y barata, pinchaban buena música y se podía jugar al futbolín. Más tarde se convirtió en nuestro fortín.

Nada mas soltar las maletas Euti requirió nuestra presencia en dicha plaza y raudos nos dirigimos a su encuentro. Siempre me ha resultado emocionante y curioso a la vez el encuentro con amigos en el extranjero,sobre todo si es en lugares emblemáticos y este lo era. De camino dejamos atrás el Museo Nacional que de noche tiene una iluminación increible de un color esmeralda intenso. Tras una cena a base de comida nada típica (pero amenizada por bellezas locales) nos fuimos a un garito nada típico (o sea,un Irish Pub) y nos pusimos hasta arriba de pibos(medio litro) de cerveza checa además de descubrir el Slivovice, el aguardiente típico de aquellos lares. Los checos son los mayores consumidores de cerveza en todo el mundo, con una media de 87 litros por persona al año. Eso significa que los de Albacete subiríamos la media considerablemente. De aquella manera volvimos al apartamento la primera noche.


Comando Albacete brindando con el novio 

Al día siguiente nos propusimos visitar Praga de verdad. La primera parada obligada es Staromestske Namesti (aunque la nuestra fue en un supermercado para que Juanan diera el pistoletazo de salida a la cata de cerveza local). Allí encontramos como he dicho el Reloj Astronómico además de la Catedral de Týn y la Iglesia de San Nicolas. En el centro de la plaza hay una estatua dedicada a Jan Hus, un reformista quemado en la hoguera por sus creencias...menuda novedad!!!!. Merece la pena tomarse una cerveza ahi sentadito si el día acompaña.

Desde ahí el segundo alto obligado en el camino es el Karluv Most (Puente Carlos), el mas emblemático de los que se construyeron en Praga sobre el Río Moldava. A lo largo del puente se pueden encontrar diversos puestos de artesanía y pintura además de otros artistas como músicos y mimos. Es aconsejable madrugar y visitarlo temprano o bien dejarlo para muy tarde porque el resto del día está atestado de turistas.


música de verdad en el Puente Karluv
Una vez cruzado el puente nos metimos un par de pibos de Gambrinus para rehidratarnos y visitamos un muro grafiteado por todos los guiris y una cancela que hay en un pequeño paso sobre un canal donde las parejas dejan sus candados que significan su amor sellado...Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!. Y con esto dimos paso al primer Goulash del viaje, que no sería el último por cierto. El goulash es el plato por excelencia de la cocina húngara pero también adoptado por los checos. Es un estofado de carne de ternera con cebollas,pimientos y paprika que se suele acompañar de unos pancakes de patata...y está muy rico!!!. Está de más decirlo pero todo regado con cerveza checa. El postre típico es el strudel de manzana y no hubo mas remedio que probarlo.
Para hacer la digestión volvimos a cruzar el puente Carlos ya que Juanjeras acababa de aterrizar así que salimos a su encuentro...cerveza en mano por supuesto!!!. Una vez reunida toda la banda cruzamos de nuevo el dichoso puente para visitar el precioso barrio de la Mala Strana. De vuelta al apartamento pasamos por el barrio judío Josefov, donde se pueden visitar la sinagoga y el cementerio, pagando eso sí...estos judíos no dan palos de ciego!!!. Preferimos ahorrar para cerveza la verdad. Colonizamos la esquina de un garito rockero y allí sentamos el culo un buen rato mientras degustamos un par de cervezas checas...y es que culturizarse no solo consiste en visitar iglesias y museos sino que hay ocasiones en las que mezclarse con los lugareños es la mejor manera de empaparse de cultura. La última parada la hicimos en un puesto de perritos calientes para irnos a la cama bien alimentados y corroborar la leyenda de ser mejores que los alemanes.

Juanjeras...cerveza a dos manos
No demasiado descansados, madrugamos el domingo para emperifollarnos. La boda de  Eutimio y Veronika se celebraba a las 10.30 horas así que hubo que darse prisa. Rosillo estaba de mal humor por dos motivos claros: No había desayunado y no le abrochaba el último boton de la camisa así que no pudo ponerse corbata. Mañana fría pero muy soleada con un cielo azul que auguraba un gran día. La primera sorpresa del día nos la llevamos al enterarnos de que la ceremonia era a las 11.30 horas...al parecer no se fiaban demasiado del "Comando Albacete" y la verdad, lo entiendo. Tras una bonita ceremonia bilingüe fue el turno de las fotos de grupo y los de Albacete la "liamos parda" desapareciendo unos minutos para echar combustible so riesgo de perder a Il Dottore por una lipotimia. El desayuno incluía frankfurts, pizza y cerveza. Por cierto, es ilegal lanzar arroz en las bodas checas así que nos quedamos con las ganas y Juanjeras, que había cargado el arroz un par de horas, estaba "mas cabreao que un mono". Por entonces ya nos habían colgado el sambenito de "Comando Slivovice", no sin algo de razón claro.


unos novios sin arroz...se hizo duro!

LA mesa
 Desde allí fuimos directos al hotel donde se celebraba el convite. Nos esperaba el coctel de bienvenida, donde se oyeron los primeros "vivan los novios" (fuí yo quien abrió fuego) y un almuerzo a base de pato, pato y mas pato...todo riquísimo por cierto. Tras encontrar acomodo a Juanan en nuestra mesa, nos sentamos los Slivovice con Fernando (zaragozano de pro) y tres simpáticas chicas venidas de Bruselas. Mi paisana Marisa, la pucelana Maite y Ramune, de la gélida Lituania.

Reloj Astronómico, Catedral Tyn et moi
 Para hacer la digestión Euti y Veronika nos organizaron un paseito en tranvía por Praga y alguno que otro, que había comido y bebido en exceso ya, decidió echar una siesta reparadora. Mientras tanto, Juanan, Fernando y yo saltamos del tranvía a medio trayecto con una importante misión por hacer: ir a por las botellas de ron, que habíamos comprado en el aeropuerto pensando en un posible botellón, para la hora del baile. Porque amig@s, en la República Checa, las bodas....no incluyen barra libre!!!!. Menos mal que existe Aldeasa!!!. Caminando de vuelta al convite hicimos escala para rehidratarnos de nuevo con aquarius checo que como tiene menos gas que el nuestro entra fácil, demasiado fácil. Unos cuantos "vivan los novios" para recibir a los recién casados dieron paso a unos emotivos speech del padre de la novia y hermano del novio. Y a comer...buffet de goulash y otras viandas típicas del lugar, todo exquisito para alivio de Il Dottore que sació su voraz apetito. Postre, brindis y baile. Bailamos y vaciamos las botellas de ron. Bailamos, gritamos (sería una ofensa decir que cantamos) y ron bebimos. Lo pasamos genial. Hasta que dijeron basta...y hasta ahí puedo leer de esa noche.

Mala Strana y Palacio Real desde Puente Karluv
Al día siguiente, una vez superada la resaca y el ardor de estómago, el reducto de Albacete se dispuso a invadir el Castillo y el Palacio Real de Praga, que al parecer es el más grande del mundo. Antes visitamos el mercadillo y la Plaza de la República, donde encontramos entre otros el Ayuntamiento Nuevo y la Ópera. El Castillo está situado, como no, en la parte mas alta de la ciudad y, como no, hay que cruzar el Puente Carlos para llegar allí. Posee una catedral enorme y preciosa, San Vito, con una curiosa mezcla de estilos arquitectónicos que dió pie a un interesante debate con Juanjo y Juanan. Dentro de este conjunto se encuentra la Calle de Oro o Golden Lane. Se trata de una estrecha y corta calle cuyas pequeñas casas están pintadas de colores llamativos confiriéndole un aspecto de cuento. Lo mas llamativo de esta calle está en el número 22, donde vivió el escritor Franz Kafka. Lástima que la calle estaba cortada al público por obras. Lo siento por mis amigos que se lo perdieron ya que yo tuve la ocasión en una anterior visita y me encantó. No lejos del Castillo se encuentra el Loreto, que al parecer alberga una réplica de la Casa de la Virgen María. Y digo al parecer porque ninguno de nosotros hizo amago de visitarla.
estos checos no saben lo que es el queso frito!
 De vuelta a casa, pudimos pasear por la Mala Strana contemplando a lo lejos la réplica de la Torre Eiffel que se sitúa sobre el Monte Petrin y perdiéndonos por sus calles. Arrastrándonos fruto ya del cansancio acumulado divisamos un oasis. Un pequeño bar donde servían...queso frito!!!. Ni que decir tiene que entramos, lo pedimos y lo devoramos. Para alegría de mis paisanos diré que le queda mucho trabajo por delante a los checos para poder llegarnos a la altura del betún con el queso frito. Ya en el apartamento convocamos asamblea; decidimos cenar "algo típico" por el barrio y tomar algo en nuestro querido Bar 69 y caer rendidos en brazos de Morfeo mas bien temprano. Los cuerpos estaban ya para pocos alardes.
La mañana del martes sirvió para las compras de rigor por el mercadillo y el enésimo paseo por la ciudad. Un bratwurst mas que echarnos al buche y las últimas lágrimas derramadas sobre el Moldova...y un eterno viaje de regreso a casa. Entrada la madrugada llegué a casa, con la cara demacrada por el cansancio aunque satisfecho porque la misión del Comando Albacete se había cumplido: Eutimio se casó!.



novios radiantes de felicidad

Me gustaría agradecer a los novios su esfuerzo para que todo resultara perfecto a pesar de las dificultades que entraña el juntar a gente de tantas culturas distintas, aunque todos sabemos que en esa farándula Euti se mueve como pez en el agua. Aún sin arroz...Vivan los novios!!!.

2 comentarios:

  1. Jorge no pareces tu de lo elegante que ibas.!Que envidia me da el viaje!

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  2. Que te parece Agustin?. De vez en cuando saca uno algun trapito del armario jejeje.
    Es una ciudad de visita obligada...lo digo por si no has estado. Nos vemos el sabado!

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